miércoles, 1 de octubre de 2008

LAS CATORCE (Y MÁS) COSAS QUE ME HACEN PROFUNDAMENTE FELIZ Y SENTIR UNA PAZ INCONMENSURABLE...




Cerrar los ojos y batirme a duelo con la esperanza de encontrarme frente a frente con él y que lea en ellos cuánto amor le tuve. Esperar sentir las emociones de mi “Milagro de Abril” cuando lea ese poema que está sobre un aparador y que nunca desdobló. Esperar que mi hijo José Manuel acerque su cara cuando yo amago un beso y comerme su dulzura que aún conserva a pesar de sus veinticuatro años. Ser abrazada y tiernamente olfateada por mi hijo Gabriel, como si volviera a nadar en mis aguas entrañables y husmeara mi amor, como un gatito, detrás de mis orejas. Recordar las largas cadenas de crochet que mi abuela Elba me enseñaba siendo una niña, sentada a su lado, mientras ella cosía en la vieja máquina de hierro, en la que bordaba sueños de retazos y extendía sábanas de humo, con su cigarro al borde de los labios. Cerrar los ojos y, ahora que ya no está, acariciar con el recuerdo su piel blanca y sus manos impecables, apoyar mi cabeza en su regazo y dormirme en el subeibaja de su panza, ese mundo de creación de generaciones enteras, refugio de mis travesuras; abarcándolo con mis manos pequeñas reteniendo un universo de simpleza en el marco del paisaje de su patio, entre el mango y el mamón. Entrecerrar entre mis manos el cuerpo pequeño de mamá y sentir exactamente lo mismo que sentía cuando era una niña: su aroma impregnado entre las paredes de la casa donde fortifiqué mi alma. Dormir una siesta de primavera correntina, sin sueños, con la mente en blanco. Ver acabado un poema. Caminar por la calle sin el peso de las miradas prejuiciosas, presentando de frente y sin deudas, una libertad espejada en la experiencia y constelada de convicciones contra el viento. Chupar una naranja y que el jugo chorree por mi cara y en mis manos quede el olor dulzón de una tarde de quinta y laguna, traslucida en un sol contagioso de verano. Llegar a casa, después de un día duro y ponerme el pijama. Andar descalza, pisando el suelo, desgarbando las sombras y destiñendo las formas de la soledad. Escuchar o leer los “vieja, te amo” de mis hijos, su entrega en mi agonía, sus cuidados sin miedo y sin asco, sin reproches y alzarlos en mis sueños para volar y desandar y volver a andar el arcoiris del amor incondicional y verdadero en una amalgama imperecedera de sangre, dolor, tacto, señales, legado y carne para pertenecernos más allá del infinito.

5 comentarios:

Catalina Zentner Levin dijo...

Porque te conozco, porque te sé poeta gigantesca y vital, porque admiro tu entereza, tu valentía a la hora de tomar decisiones, la generosidad de tu corazón, la discreción cuando se trata de reconocer tus conocimientos literarios, la dulzura de tu mirada, la belleza que trasciende lo físico y se vislumbra en tu interior... por eso y más, me hace feliz saberte mi amiga.

Mónica dijo...

Catalina, siempre me dejás sin palabras...¿qué puedo decirte? Es mucho lo que decís de mí. Justamente hoy pensaba que sólo soy una superviviente y en la lucha por serlo, trato de hacerlo bien, porque sólo lo voy a hacer una vez y es ahora o nunca...
Gracias, Cata...
Qué ganas de sentarnos en la Plaza la Cruz, cuando salgo de la escuela a tomarnos unos mates para charlar de cosas y admirarte más...
Pucha, qué lejos estás...
De la camada de las grandes, vos y Olga fueron las únicas que quedaron más allá de México y jamás me voy a olvidar de ese mail que me mandaste expresándome tu solidaridad porque sabías lo que pasaría una vez que tomara "la" decisión...
Por quedarte y verme a "mí", más allá de todo: GRACIAS...
Me voy porque no quiero llorar...

Nerina Thomas dijo...

Más que una especialiesta en letras, sos una grande para desnudar el alma, la tuya y exponerla para que todos adviertan que tu sentir es auténtico,que no ands con vueltas y con el detalle de una poeta " de aquellas", que se atreve , que se anima y sin duda que le canta a la vida misma. te quiero correntina íntegra!!!

Mónica dijo...

Neri, Neri... siempre sacando lo mejor de mí con tus palabras. Gracias, Mi Amiga Rosarina, gracias.
Te quiero mucho.

Catalina Zentner Levin dijo...

Moni, te conmino, te exijo, te predispongo, a que coloques poemas de tu autoría. ¡Tienen que ser conocidos en el mundo bloguero!

Abrazos,