DESARROLLO
Versión Escrita de Miguel Raúl López Breard: El
Mito del Lobizón
El lobizón es siempre el séptimo hijo varón consecutivo de una pareja,
así como la séptima hija mujer seguida será bruja. Su representación más
frecuente es bajo la forma de un perro negro y corpulento, de orejas desmesuradas
que le cubren la cara y con las que produce un fuerte chasquido. Sus patas se
parecen a pezuñas y sus ojos son fulgurantes. Su color suele ser bayo o negro,
según la piel del individuo. También es común representarlo como un animal en
el que se combinan las naturalezas del perro y el cerdo. Con menor frecuencia
se lo describe como un aguará-guazú[1], una oveja, un
cerdo o una mula.
La transformación no
ocurre en cualquier momento, sino a las doce de la noche del día viernes de
luna nueva, y a veces también del martes. Un tiempo antes, el hombre que padece
este estado experimenta una sensación extraña, y luego una acuciante necesidad
que lo lleva a apartarse de sus semejantes y ganar la intimidad del monte,
donde a la hora señalada se quitará la ropa y dará en el suelo tres vueltas
sobre sí mismo, de derecha a izquierda, mientras reza un credo al revés. Se
opera así la metamorfosis, y sale entonces de correría hasta que el canto del
gallo lo devuelva a su humana condición. Durante esa noche, los perros aúllan
enloquecidos, advirtiendo su presencia. Va a los chiqueros, gallineros y
corrales en busca de excrementos, su más preciada comida. También suele vérselo
en los cementerios,revolviendo tumbas en busca de carroña. De tanto en tanto,
para balancear su inmunda dieta, comerá un niño no bautizado. Parece despreciar
la carne de los adultos. Si alguien lo hiere con un cuchillo, el lobizón recobrará su forma humana, pero
el comedido redentor se expone así a ser muerto por el monstruo. Lo mejor es
matarlo con una bala bendita. El impacto lo volverá a su forma humana y será un
hombre muerto lo que encontrará el tirador. Si sólo lo hiere huirá por el monte
tratando de alcanzar su casa.
El lobizón generalmente no ataca al hombre, más bien huye de la
presencia de él, pero si encuentra a una persona desprevenida, tratará de pasar
entre sus piernas librándose así del sortilegio, trasmitiéndola en su totalidad
al boquiabierto. Por supuesto si se siente agredido, atacará a quien lo haga
para matarlo y luego devorarlo.
El hombre que se
convierte en lobizón suele ser alto,
flaco, escuálido. Se lo reconoce por el tono amarillento de su rostro y su mal
olor, que a veces llega a la pestilencia. Es descuidado en el vestir y su
carácter es huraño, irascible e intratable. Todos los sábados cae en cama
enfermo del estómago, por los desperdicios que comió la noche anterior.
Para romper la maldición,
es necesario bautizar al niño en siete iglesias diferentes, con el nombre
Benito y el hermano mayor debe ser su padrino. En 1907, muchos parientes
mataron o abandonaron sus séptimos hijos por miedo del cumplimiento de la
leyenda. En 1973 el presidente Perón declaró el decreto 848, mediante el cual
el séptimo hijo era becado para todos sus estudios, incluido colegio o
universidad y el presidente sería su padrino.
Recopilaciones orales de experiencias con el lobizón
Entrevistados:
1.
Viviana. Charadai, Chaco. 21 años. Estudiante de
Licenciatura en Sistemas. Nivel sociocultural medio alto.
2.
Lorena. Barrio “Santa Margarita”, ciudad de Corrientes,
Corrientes. 11 años. Nivel socioeconómico y cultural bajo.
3.
Rolando. Ciudad de Corrientes, Corrientes. 35 años. Nivel
sociocultural medio.
VERSIONES ORALES DE LOS
ENTREVISTADOS
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Viviana
(21 años)
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Lorena
(11 años)
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Rolando
(35 años)
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Mirá, allá se cuentan y se conocen miles y miles de
historias, la del pombero, la del lobizón, la de la luz mala y muchas otras
más. Pero yo tuve una experiencia y con esa me bastó. Fue un día que mi mamá
y mi papá tenían una cena y yo no quería ir, entonces me quedé sola en casa. Pero
como me quedé sola y ellos iban a volver muy tarde, llamé a mis amigas para
hacer nuestra propia cena en casa. Las llamé y vinieron. Compramos unas
empanadas. Eran las tres de la mañana cuando en todo el pueblo se cortó la
luz. Me acuerdo que empezamos a gritar como esas locas. Es que somos muy… Prendí
una linterna que tenía más o menos a mano y fui a buscar una vela para poner
en el living, donde estábamos todas. Entonces ahí recién empezamos a contar
chistes y a chusmear otra vez. Hasta que de repente se produjo un silencio
total, no se escuchaba nada, nada de nada. Ni el cri – cri de los grillos se
escuchaba. Quise poner música de mi cel, se quedó sin baterías. De golpe, una
cantidad de perros empezaron a aullar, no ladraban, aullaban. Nunca tuve
tanto miedo como esa noche. Eran las 4:30 de la mañana cuando volvió la luz y
los perros seguían aullando. Yo, chismosa como siempre, quise ir a ver qué
pasaba y miré por la ventana… Había algo raro, un animal, parecía un perro,
pero un perro enorme, estaba en la esquina frente a mi casa y un montón de
perros aullando a sus costados. Grité y mis amigas vinieron a ver qué pasaba.
Y todas nos quedamos mirando por la ventana, así… Fue algo… impresionante.
Llamamos a la policía, nos aseguramos de que toda la casa estuviera bien
cerrada. ¿Y qué pasó? Se vuelve a cortar la luz. Te juro que me largué a
llorar de tanto miedo que tenía y los perros no paraban de aullar. Vimos la
luz de la camioneta de la policía que pasaba por la esquina y otra vez…
silencio. Los perros se callaron y al rato nomás volvió la luz. Abrimos las
puertas con mis amigas y no había nada, ni siquiera los perros, fue algo
asombroso. Mis amigas decían que era el lobizón, pero a mí en ese momento no
me importaba, yo sólo quería que quien fuese no volviera más.
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A mi papá siempre lo persigue el lobizón, porque él es el
séptimo hijo varón que tuvo la mamá. Cuando él se iba para un lugar donde
estaba el baño de mi casa, se le aparecía. Era grande y peludo y un olor feo
tenía, parecía un perro, pero cuando se apara también una persona grande y
todos los otros perros no se le acercan.
Una vuelta me contó mi papá que estaba dormiendo y estaba
abierta la ventana y la luz de la luna entraba por la ventana y le alumbraba
la cara de él y él sentía, así me contó mi papá, que él sentía que el lobizón
le agarraba los pies y lo quería sacar por la ventana y mi papá quería
agarrar la cama de mi hermano para moverle y entonces se movió mi hermano y
desapareció el lobizón.
Mi papá, cuando hay luna llena, nomás él, no puede dormir,
se pone nervioso y transpira mucho y no puede dormir más y tiene que salir
afuera para no transpirar más, por eso mi papá, cuando hay luna llena, duerme
a la siesta para no dormir a la noche.
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Hola, hace ya bastante tiempo, más o menos unos siete
años, cuando era un adolescente, me gustaba ir a hacer dedo, todos los fines
de semana libres que tenía.
Fue entonces que una noche me encontraba haciendo dedo en
una garita policial, era una ruta, no me acuerdo bien qué ruta, pero era una
que daba a la entrada de Las Palmas, provincia del Chaco; como no pasaba
ningún auto, decidí llegar a la ruta nacional, mientras tomaba algo de
ginebra para que me pasara el frío. El policía que estaba en la garita me
advirtió que no fuera más lejos, porque solían decir que en la soledad de la
noche aparecían cosas raras. Yo me sonreí y no le hice caso, porque no creía
en nada y fue entonces que decidí salir a la ruta. Estaba solo en la
oscuridad cuando de repente sentí que algo respiró detrás de mí y que se
acercaba más y más, parecía el suspiro de un animal. En eso me doy vuelta
para ver qué era y era un hombre lobo o algo así. Era algo más alto que yo,
peludo, negro de ojos rojos y su cara era como la de un perro y se paraba en
dos patas, como las de un perro, pero mucho más grandes. Fue entonces que
apareció un auto y me alumbró; yo corrí a la ruta y sentí cómo que algo había
chocado al auto, pero no había nadie. Tanto el conductor como yo nos quedamos
pensando qué era. El auto estaba abollado y el conductor nunca logró ver qué
había sido; pero yo sí. Sé muy bien que era el lobizón, el que me estaba
siguiendo, vaya uno a saber para qué, pero que tuve miedo, lo tuve; y esa
noche volví a la misma garita, y le conté lo que lo ocurrido al policía,
quien sonriente, me dijo que me había advertido, pero que yo no le creí y que
de noche, por esa zona no se hace dedo ni se camina al costado de la ruta.
Desde entonces, traté en lo posible de no salir más de
noche a la ruta, porque estoy seguro de lo que vi y ahora creo en todo lo que me cuentan.
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ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS VERSIONES
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VERSIÓN ESCRITA
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VERSIÓN ORAL
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*Creencia popular con un tono de
veracidad.
*Relato objetivo de la creencia
popular.
*Todos los aspectos que se contemplan
en la versión escrita como contextuales, son originados en la realidad o en
elementos de la realidad o supuestamente reales que provienen a su vez, de
relatos de gente que ha tenido encuentros con el ser.
*Presencia del elemento
sobrenatural o fantástico, con la metamorfosis del hombre.
*Tradición escrita que surge de la
oralidad de un hecho fantástico.
*Los protagonistas son seres
humanos que sufren una metamorfosis.
*En la transformación, pierde
completamente la forma humana.
*La transformación se realiza bajo
ciertas circunstancias, por ejemplo cuando hay luna llena.
*La transformación sucede en el
séptimo hijo varón.
*La forma animal se describe como
la de un hombre – lobo, una bestia
o un perro de gran tamaño.
*La creencia popular es firme en todas
las clases socioculturales.
*Hay personajes que sufren las
fechorías de estos seres metamorfoseados.
*Se sabe tácitamente quién es el
hombre que posee esta maldición.
*No aparecen en las ciudades
abarrotadas de gente, si no en lugares poco poblados.
*En la versión escrita no se
observan rasgos de contexto o marcos referenciales, como ser: nivel
sociocultural y económico, grado de escolaridad, etc. Se toma la leyenda como
verosímil y probable, a tal punto que hay una normativa implícita para evitar
que esta maldición ocurra.
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*Creencia popular de creencia
firme.
*Relatos subjetivos de experiencias
vividas personalmente por los individuos.
*Todos los aspectos contextuales
son vistos y tomados de una experiencia personal que se asume como real, en
cuanto al encuentro con el ser.
*Supuesta presencia del elemento
fantástico o sobrenatural en el perro enorme que se para en dos patas.
*Tradición oral verosímil del hecho
fantástico.
*No se observa la metamorfosis del
ser humano, pero se cree en ella como real.
*No se observa la forma humana,
pero se sobreentiende que la forma animal proviene de la transformación.
*En uno de los relatos, se cuenta
que el lobizón aparece en día de
luna llena.
*La transformación sucede en el
séptimo hijo varón, aunque la relatora (Lorena de 11 años) no hace aparecer a
su papá como quien se transforma, si no que es “perseguido” por él. Aquí no
se asume la probabilidad de que la transformación se produzca en esta persona.
*La forma animal se describe como
la de un hombre – lobo, una bestia
o un perro de gran tamaño.
*En los relatos, no se observa
diferencia según el nivel sociocultural. Los tres creen, aunque al principio
no lo hicieran, luego de la vivencia lo hacen.
*En los tres casos expuestos, los
relatores de sus experiencias sufren la amenaza de este animaloide maligno
que les produce mucho miedo.
*En uno de los relatos se
sobreentiende, aunque solapadamente, quién es el lobizón.
*En los tres casos, la aparición
ocurre en sitios alejados o inhóspitos, poco poblados (Charadai es un pueblo
de aproximadamente dos mil habitantes, en el impenetrable chaqueño; y el
barrio Santa Margarita de la capital correntina también se encuentra en la
periferia).
*En las versiones orales, tal como
se puede ver en las transcripciones textuales, se observa el nivel
sociocultural de los entrevistados, sin embargo no hay diferencias en cuanto
a la creencia de la leyenda.
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BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS
1. Méndez, Aníbal
Expedito. El Mito del Lobizón en http://www.e-portalsur.com.ar/cultura/ellobizon.htm
Martes, 23 de junio de 2009.
2. López Breard, Miguel Raúl.
Mitos Guaraníes en http://www.interlap.com.ar/libreria/index.php?buscar=1&categoria=9
Miércoles, 24 de junio de 2009.
- Bettelheim, Bruno. Psicoanálisis
de los cuentos de hadas. Crítica, Madrid, 1978.
4.
Honko, Lauri. Textos
vacíos, significados completos. Sobre la significación transformal en el
folklore en Narrativa folklórica 1. Centro Editor de América Latina,
Buenos Aires, 1994.
5.
Sotelo de Fernández, Carmen. Recopilación de leyendas, cuentos, fábulas. Escuela Nº 14 “Del
Sesquicentenario”. Material seleccionado por alumnos de los séptimos años,
cuarta, quinta y sexta divisiones. Corrientes, 1998.
6.
Zecchetto, Victorino. La
valija de las narraciones en La danza de los signos. Nociones de
semiótica general, La Crujía Ediciones, Bs. As. 2006. Cap. 11.